CAROLINA BALI
Estoy en la empresa y no dejo de pensar en lo que guarde en mi maleta, ¿Será suficiente? ¿Estaré a la altura de las reuniones? A cada minuto que pasa me siento más nerviosa contemplando con horror que viajaré con mi jefe malhumorado, pero endiabladamente atractivo.
Por un momento pienso en mi pasado, ¿Cómo sería delante de mi jefe si no hubiese perdido la memoria? Probablemente estaría terminando una carrera universitaria y trabajando en algo que me gustara, aunque no se que podría ser eso. Mi mente se nubla por completo y me bloqueo solamente con pensar en ellos; me divido entre mi deseo de imaginar un presente diferente y la angustia por no descubrir nada.
-¡BALI!- Mi jefe está de pie en su puerta y grita haciéndome salir de mis pensamientos. Por el susto me caigo de la silla y el solo mueve su cabeza de un lado a otro totalmente fastidiado
-¿Señor?- Entro a la oficina fingiendo que nada me duele y ocultando mi rostro que arde de vergüenza
-Siéntese antes