JULIETTE MONTGOMERY
Creí que mis días libres serían estupendos pero haber chocado con Brad Ulibarri en el hotel me demostró que no.
Decidí ir a un bar y al menos beber una copa en tranquilidad. Una copa se convirtió en varias más e intentar aliviar el mal humor que me causó una propuesta demasiado indecente solo consiguió que mi noche fuera en caída libre.
Llegué a mí habitación pero no lo hice sola, sino que el demonio entró como si de la suya se tratase y en medio de una conversación sin sentido continué bebiendo con él.
Lo besé para que deje de tener una mala impresión sobre lo que hizo que Carlos me propusiera matrimonio. Lo último que necesito son sus comentarios con doble intención sobre lo que ocurrió para ganar un admirador con tal nivel de obsesión. Fue mí segundo beso y con la intención de replicar el primero. Me sorprendió que me besara él, pero que dijera que era por mí cumpleaños me hizo sentir ofendida.
¿Él cree que nadie me mirará? Está equivocado. Podría