POV Eva**
Despierto con la alarma sonando. Miro el reloj y marca las 6:25am. Ayer Jason se fue después de dormir un rato. A pesar del frío, decido darme un baño rápido. Para después vestirme con mi uniforme. Mi pelo lo dejé en una cola alta. Terminó saliendo de mi habitación diez minutos antes de las siete. En el elevador no me encontré a nadie, todos estaban ya en su lugar de trabajo. Salí del edificio, caminé al edificio que se encontraba más cerca. Ahí estaban todos mis compañeros ya. — Buenos días, dormilona —me saluda Naomi — Estaba cansada —respondí Jason rió. — Entraremos en cuanto estén listos los pacientes, fue la orden de Chistopher. —me comunica Irina — ¿Qué tenemos que hacer hoy? — Solo tratar de que confíen en nosotros, para que podamos hablar después —me responde Naomi— Chistopher nos indicó no caer ante seducciones. Mantener compostura y no tener miedo. — Paciente 1004, Michael Cross listo en la sala 07 —habla un guardia— Residente Eva Stone, por favor, sigame. — Nos vemos después —me despido de las chicas, y sigo al guardia. Entramos, caminamos directo al elevador. No dice nada, solo sube y yo detrás de él. El guardia selecciona el ultimo piso, el elevador se cierra. La música hace que me emocione. Tengo un paciente nivel cero, por primera vez. Las puertas se abren, sigo al guardia. Entro en una habitación blanca, con una sala dentro. Me indica que me siente, lo hago. — En unos momentos llegará el paciente 10-04 —me dice y sale La habitación es normal. Estoy en un sillón blanco, individual. Frente a mi, hay una mesita, con una botella de agua y una carpeta. Decido leer la carpeta, empieza con los datos de Michael Cross. Tiene 28 años. Mide 1.85 mts. Complexión atlética. Está diagnóstico con múltiples problemas, se destaca el mentalismo como su herramienta principal. Anda, que es como yo. Al seguir leyendo, realmente es muy interesante. Su niñez ha sido borrada, al parecer es francés. Ningún asesinato le ha sido comprobado, pero le comprobaron que prácticamente está loco, por eso está aquí. — ¿Leyendo algo interesante? —una voz gruesa, me saca de mi lectura. — Realmente nada que no haya leído ya —miento y levanto mi vista. Frente a mi se encuentra Michael Cross. Presunto Asesino serial. Toma asiento frente a mi, tiene esposadas las manos. Lo veo detenidamente todo. Es verdad, sumamente atractivo como dice las hojas. — ¿Ya terminaste de observarme? —Me pregunta sonriendo. Pero una sonrisa traviesa. — En realidad voy a observarte por seis largos meses, acostúmbrate —respondí, sin dejar de mirarle — Eres tan bella como imaginé —me dice, y sé lo que está buscando, acabo de leer su expediente. — No eres el primero en notarlo, ni el último —Respondo fingiendo que me siento cómoda. Debo demostrar que no me intimida. — Uy, ruda, como me gustan — Si, también lo sé, acabo de leer tu expediente. Me hubiera gustado haberlo leído antes de escogerte como experimento —Finjo pensar — ¿Escogerme? — Si, tu expediente es aburrido. Pensé que al no tener un diagnóstico claro, serias más interesante. Me encanta estudiar la locura. — Entonces ya sabemos porque una mujer tan bonita está aquí, frente a mi. Tratando de entender mi situación. — ¿Por qué? —suelto una risita, para que piense que estoy nerviosa — Estás loca, por eso. Te gusta la locura, porque la has experimentado, no sé porque no estás dentro de este lugar también... Ah, eso también lo sé. Me quedo en silencio. — Estás donde estás, porque tienes dinero suficiente. — Vamos, que me he leído tu expediente. Los hermanos Cross tienen sus ahorros también. — ¿Los hermanos Cross? Me quedo callada. El expediente nunca mencionó que tenía un hermano, pero cuando Naomi eligió a Michaelis, Cristopher mencionó que eran hermanos. ¿El no lo sabía? — Cómo sea, cuéntame sobre ti. Pará eso estoy aquí. — No sé qué decirte. Me pongo nervioso con una bonita como tú. Me rio. — Intenta no ponerte, entonces —respondo. — Solo dime en qué habitación estás y me pongo... allí — Último piso, dejo las luz encendida casi siempre. — ¿Te da miedo la oscuridad? — No, me da miedo lo desconocido. Sabía que eso no se veía bien. Estábamos coqueteando. Pero sabía bien, que él sólo buscaba ponerme nerviosa, y si, muy en el fondo lo hacía. Pero si quiero tratarlo, sacar mi residencia adelante, tenía que intentar seguirle el juego. — Interesante —volvió a sonreír travieso. Como niño, con nuevo juguete. Creete que soy débil. Creete que puedas jugar conmigo. Cae. — Pequeña mentirosa —añadió — Un poco —admití — Al parecer ahora sí son residentes buenos. — Para ser la persona inteligente, que narra este expediente... Lo pongo en duda, no has podido salir de este encierro. — Estoy cómodo ahora mismo. Pruebame, si tanto dudas de mi —me reta — Tentador, lo dejaré para otra ocasión, Michael. — Esperaba más — No te adelantes, tenemos suficiente tiempo para muchos juegos. Michael Cross no me dice nada. Solo fija su mirada en mis ojos, siento como si pudiera leerme como Naomi. Pero es imposible, Naomi tardó en hacerlo, el apenas me conoce. — Somos casi iguales, solo tenemos una pequeña diferencia. — ¿De qué hablas? — Yo asesino, esa es la gran diferencia entre tu y yo —se acerca lo más que puede. — No veo diferencia — Sé que no. Me levanto. No voy a seguir hablando con el, no cuando ya no me siento segura de mantener mi papel. Siento su mirada en mi, la mantiene hasta que estoy en la puerta. — Pequeña mentirosa —susurra — Asesino.