Después de encontrarme con el alfa en la entrada de las cuevas y ver que todo estaba en calma, regresé a la casa donde había dejado a Antoni. Ella está acostada en la cama. Ammyt me quita el control, se convierte en lobo y se acuesta con ella sin darme tiempo a nada.
—¡Ammyt, deja que Amet salga! —me pide Antoni, riendo cuando Ammyt le pasa la lengua y la mira interrogante. —¡Estoy bien, mi lobo! ¡Por favor, deja que regrese Amet, lo necesito! —él gira la cabeza para el otro lado y sigue sin convertirse en Amet. Antoni se sube encima de mí y me abraza fuertemente. Me rasca las orejas y pasa la mano por todo mi cuerpo. Yo me giro, haciendo que ella caiga de mi lomo a la cama, y le lameteo el rostro. Ella ríe feliz. Le atrapo la cabeza y rozo mi nariz con la de ella. Ammyt jadea feliz. Y me convierto en Amet. —¡Amet, mi amor! ¡Has