Él estaba emocionado por el amor que Merytnert le demostraba delante de todos. Ella solía ser muy dulce con él en privado, mostrándose más seria ante los demás, pero ahora no se reprimía y expresaba el gran amor que sentía por él. Esa demostración de amor le dio fuerzas para seguir soportando lo que fuera necesario con tal de no perderla.
— Estoy bien —se apresuró a asegurar Héctor—. Me siento extraño y bien a la vez. Con mucha energía. Nunca antes había experimentado tal fortaleza y vigor. En verdad, esta manada era algo diferente, pensaba mientras se ponía de pie.— Ya te acostumbrarás, Héctor —se oyó la voz gruesa del Alfa Supremo, quien dirigía todo—. Ahora, vamos a la cueva de plata. Primero, desbloquearé el poder de mi hermana, y al mismo tiempo, te transmitiremos el poder del rayo y la