Después de que vino el Alfa Supremo ayer, Isis se sintió mejor. Sabía que él tenía mucho poder y que la ayudaría a salir de allí. Estaba segura de ello. Durmió en la habitación de Jacking, y al menos podía ver a su Mat. Ese lobo malo no había regresado, pero lo peor era que no sabía qué le había sucedido. Tampoco había podido volver a crearlo, y lo extrañaba tanto. Sería más fácil si estuviera allí con ella.
Esperaba con ansias la llegada del Alfa para tener noticias de su madre. No había podido volver a hablar con su padre. Sentía su olor, sus caricias y sus besos, pero no podía comunicarse con él.—Isis, ¿dónde estás? Soy el Alfa Supremo, acércate —la llamó con alegría.—¡Hola! Qué bueno que vino —respondió con