Merytnert, decidida a ayudar a quien considera su hermano a llevarse bien con su pareja destinada, espera que se quede en la manada con ella.
—Yo solo te digo que lo cuides —prosiguió—. Ayer mismo vinieron dos lobas hermosísimas con la excusa de preguntar algo. Pero yo las vi, cómo se desvivían cuando Amet y Horacio salieron del despacho. —¡¿Qué?! ¿A mi chico también lo persiguen? —salta Antonieta—. Yo no seré loba, pero si me encuentro con una cerca de mi chico, la mato. ¡Es mío, solo mío! ¡No lo comparto con nadie! —Ja, ja, ja... —ríen todas, como siempre, ante las reacciones de Antonieta—. ¡Pero sí que se te han desatado los celos, Antoni! Ja, ja, ja... La situación es divertida; todas se sienten felices de estar juntas y de haber encontrado a sus parejas dest