DAKARAI:
Ambos reímos felices y, en ese momento, por primera vez, sentí que mi hijo de verdad empezaba a comprender lo que significaba ser mi hijo, Alex Amón. Seguí avanzando detrás de él y fue entonces cuando llegamos a la cima. Allí estaban los cinco magistrados, aguardándonos con una solemnidad que parecía congelar el aire.
— Papá, mira, ya llegamos a la cima —señaló deteniéndose—. Y me parece que esos son los magistrados.— Sí, hijo, ven aquí —dije volviendo a ser humano—. Concéntrate en todo el conocimiento que has adquirido. Siente la luz de Hysh. Aquí, en la cima de la montaña, es más fuerte, por eso escogí este lugar.— Papá, deja de estar tan nervioso —me abrazó mi pequeño con fuerza—. Soy tu hijo, el hijo del dios Amón. ¡Estoy