DAKARAI:
Estoy enfrascado en que mi único hijo varón sea uno de los más poderosos hechiceros de luz que se hayan conocido. Aún no entiendo por qué no salió como un lobo, pero eso no me molesta, porque siento que mi hijo es muy poderoso. Por eso, me he dado a la tarea de entrenarlo muy bien. Tampoco quiero dejarlo mucho tiempo con su madre, porque ella lo trata como a una niña, algo que me molesta. Siempre está encima de él, mimándolo.
He solicitado la presencia de cinco hechiceros de luz muy poderosos que han aceptado poner a prueba a Alex, para ver si es tan poderoso como aseguro que es. La cita será en la montaña helada. — Papá, ya casi llegamos —dijo mi pequeño hijo, rebosante de alegría. — Sí, Alex, me convertiré en lobo y subiré más rápido —le advertí—. No te aleje