JACKING:

La determinación de todos era evidente. La sonrisa macabra de Amet seguía ahí, pero esta vez se combinaba con la calma estratégica que siempre traía consigo antes de un plan. Él no era solo fuerza bruta; había una mente calculadora detrás de esos ojos afilados.

—Muy buena idea —una sombra en la puerta nos hizo girar la cabeza—. Mira, llegó Bennu. Hola, hermano.

—Hola, ¿díganme que vamos a hacer algo grande hoy? —preguntó, dejándose caer en un sillón—. Tengo mis nervios a punto de estallar porque no sé cómo Net va a reaccionar cuando le diga quién soy.

Solté una carcajada al ver el mismo miedo en su mirada que reconocí como el que tenía yo. Bennu me miró con el ceño fruncido.

—Hermano, estás igual que yo —le dije antes de que preguntara—