NARRADORA

Amy nunca había hecho estas cosas de magia tan macabra.

Lo peor eran las siluetas de sombras que veía por todos lados, las voces en su mente y los recuerdos tan vívidos…

Recuerdos de esta mujer… de la maldita Elizabeth.

Muchos de ellos eran con Rhett, las cosas que planificaba para él, los trabajos sucios que le hizo hacer.

Solo por eso, Blair endureció sus nervios y dejó que Amy le infectara la mente de esas sombras.

Como parásitos que se alojaban en las profundidades de la consciencia de Elizabeth.

La controlarían y la usarían de espía dentro del Congreso.

Le quitarían la voluntad y Blair se preguntó si esto mismo le sucedería a ella si firmaba el tal contrato con Amy.

“Te lo mostré a propósito”, las palabras de su otro yo, resonaron entre sus miedos.

Amy sacó los dedos con magia de la frente de la hechicera, que cayó al suelo como desmayada.

Sin heridas ni nada que delatara que ya no era la misma persona.

En medio de un torbellino de caos y espíritus rencorosos, Amy seguí