RHETT

Enloquecí al enterarme de que Blair había desaparecido en medio de la noche.

¿Por qué su rastro me llevaba hasta este motel?

¿Tendría que ver con la tal Riley? Porque que me estaba dando cuenta de la clase de fichita que era.

Mientras subía por las escaleras del viejo edificio me llegó el aroma espeso de la sangre.

Mi corazón casi se paralizó.

Pocas veces había sentido este miedo en mi vida: el temor de perder a alguien importante para mí.

Llegar tarde de nuevo, tener tanto poder para nada.

Afortunadamente, de alguna manera que iba a averiguar luego, Blair sobrevivió a esta encerrona.

Y aquí estábamos, besándonos como unos dementes bajo la lluvia de agua fría.

Su piel se sentía tan caliente, su boca me mordía y devoraba, nuestras lenguas se enrocaban y lamían.

Gruñí con mi lobo en modo salvaje, tomándola de las caderas y meneándola con fuerza sobre mi erección.

El roce constante y caliente de su coño desnudo me estaba enloqueciendo.

Apretaba sus nalgas, las abría y las palmeaba.