28. TE ENCONTRARÉ
BLAIR
Era como si mis pies volaran sobre las hojas.
La niebla oscura del bosque se arremolinaba a mi alrededor, cubriéndome, escondiendo mi rastro.
Podía escuchar a los guerreros a lo lejos, perdidos, incluso se desviaron hacia otro sitio.
Mis pupilas se tornaron rojas y la visión se amplió, tan clara como si cada rayo de luna revelara los secretos escondidos para mí.
Nunca había explorado los poderes que venían con ese otro ser.
De ella solo había sentido su sed de sangre y violencia.
Corrí libre como el viento, veloz, indomable, hasta que llegamos a los límites de la manada SilverHallow.
—¿Qué… qué es eso? —abrí mucho los ojos al ver algo que no noté cuando llegué.
Una pared de energía blanca chisporroteante se erigía y subía formando un gigantesco domo que rodeaba las tierras de la manada.
Emanaba un aura opresiva, pura, que me hacía temblar y temer.
“Es el Velo de Azarah. No podremos pasar por él si te presto mis poderes, así que debo ocultarme bien dentro de tu cuerpo”
—¡Espera,