CAPÍTULO 157 — El no llegó
Isabella llegó a la casa de Valentino y Camilo junto con sus dos guardianas: Fátima, siempre elegante y atenta, y Valeria, su amiga de toda la vida.
Isabella llevaba un vestido de color crema, sencillo pero sofisticado, que disimulaba la tensión que llevaba en los hombros. A pesar de la sonrisa que había ensayado frente al espejo, por dentro sentía una mezcla de ansiedad y esperanza. Sus ojos, casi con voluntad propia, escanearon el lugar rápidamente. Vio a compañeros de trabajo, a familiares de Camila, a amigos de Valentino… pero no vio a la persona que su corazón buscaba.
— Relájate —le susurró Fátima, dándole un leve apretón en el brazo—. Acabamos de llegar. Disfruta la tarde.
Isabella asintió y respiró hondo. Tenía razón. Era el día de Camila y Valentino, y no iba a permitir que sus propios fantasmas empañaran la felicidad de sus amigos.
Se acercaron a los anfitriones, que estaban recibiendo felicitaciones cerca de la mesa de dulces. Camila lucía radian