Estuvimos cuatro días en Orlando, que fueron los mejores de mi vida y los de mi hija, aunque no conseguí que Dorothy me dijera nada de James. Al volver a nuestra casa, recibimos una carta del colegio donde mi esposo quería que mi hija fuera, diciéndonos que la habían aceptado, sintiéndome mal, ya que nunca me separe de ella más de dos horas, pero sabía que al final debía dejarla ir al colegio porque era bueno para ella. Dos días después de llegar del viaje, estaba durmiendo, sintiendo de pronto como mi esposo no dejaba de besar mis labios, mi cuello, apartando la ropa para acariciar mis brazos, besar mis pechos, queriendo darme la vuelta y seguir durmiendo pero no me dejo
— Señora, levántese que nos tenemos que ir a la empresa — me dijo
— Vale, pesado ya me levanto pero deja de besarme — le dije algo gruñona
— Soy el jefe, así que levanta o quedas despedida desde hoy .--- me dijo haciéndome cosquillas para que me levantara
Entramos los dos en el cuarto de baño para ducharnos, lavando m