El brillante azul del cielo no me parecía tan agradable como de costumbre.
Me regañé a mí misma al notar como me dejaba arrastrar por la depresión y mis ánimos, cayendo en picada. Suspiré.
El grito potente de los chicos y el sonido sordo de los choques de las armas y los golpes, eran contenidos por las paredes de cristal a la que Adriano y yo le dabamos la espalda.
-¿Dónde estuviste estos días?
- Trabajando - Murmuré, concentrandome en sonar convincente y suprimir los recuerdos que esa respuesta traía consigo.
-Estos días quise decirte algo...- curiosa me volví hacia él pero su mirada estaba fija en el cielo, de forma ausente.
-¿De qué se trata?- sus ojos se posaron en los míos por un momento. De forma tan intensa que parecía una eternidad.
-Creo que debo esperar un poco más - lo miré confundida, a la espera, pero me tensé al sentir su mano tomar un mechón de mi cabello y colocarlo con delicadeza detrás de mi oreja- No quiero darte otra cosa más en la que pensar.Sólo concéntrate en v