La noche había caído sobre Grayhaven con una rapidez extraña, como si el sol hubiese tenido prisa por esconderse, dejando que las sombras reclamaran cada calle y cada rincón del pueblo. Allyson Drake estacionó el vehículo en la entrada lateral de un viejo almacén de madera, siguiendo las indicaciones de un sobre anónimo que había encontrado bajo la puerta de su habitación esa misma tarde. No había remitente, solo un mensaje escrito a mano con letras apretadas: «Si quieres respuestas sobre Halcón Gris, ven sola. Medianoche.»
Ella sabía perfectamente que aquello podía ser una trampa. En su entrenamiento con el FBI le habían repetido hasta el cansancio que las citas misteriosas en lugares aislados, sin respaldo ni equipo, eran el escenario perfecto para una emboscada. Pero también sabía que algunas oportunidades no se repetían. Si alguien había dejado esa nota, era porque sabía algo que ella necesitaba descubrir.
El aire nocturno estaba cargado de humedad y olor a madera vieja. El viento