22~ Sólo mío.
Aurora no quería hablar con Franco, de seguro le saldría con las mismas excusas patéticas de todos los hombres “Solo es una amiga” “Yo te amo a ti” y de solo imaginarlo se puso más furiosa.
Cuando salieron de la habitación donde Carlos estaba durmiendo, Franco se quedó observando la casa de Aurora con las manos en la cintura.
— Es linda — dijo y ella se detuvo detrás de él.
— No es como tú cabaña — le dijo y él volteó a mirarla, los ojos grises resaltaban esa noche, como dos lunas llenas que la observaban.
— Es hermosa, sé que pasaremos buenos momentos aquí — Aurora se cruzó de brazos.
— No creo que duremos mucho si comienzas a ponerme el cuerno — Franco soltó una carcajada y miró uno de los libros que tenía en la mesita frente al mueble.
— Si me hubieras dejado explicarte, no hubieras hecho esa ridícula escena de celos — la miró con los ojos entrecerrados — ¿Ya me amas tanto como para hacer una? — Aurora se sentó en el mueble y dejó escapar el aliento.
— No seas ridículo, no estoy en