81.
AURORA
Los lobos a cargo del cuidado de la torre del alba están dispersos por el bosque, tratando de frenar a una bestia que no va a detenerse.
Cada aullido es silenciado abruptamente; cada uno suena cada vez más cerca, y nosotros solo estamos como estatuas, sin saber qué hacer.
—Ustedes deciden qué hacer ahora —habla el entrenador con su típico porte serio, brazos cruzados atrás de la espalda y una mirada helada—. Huir y morir en el bosque o enfrentarlo y morir como Alfas que pronto serán.
Todos se miran asustados antes de ponerse en posición de pelea. Sus manos tiemblan, su respiración delata el miedo que sienten y, aun así, se enfrentarán a algo que acabará con ellos.
—Ahí viene —dice el entrenador, observando la muralla que nos separa del bosque.
Lessan sostiene mi mano mientras yo la aprieto, tratando de pasar el nudo en mi garganta.
Lessan da pasos hacia atrás, llevándome con él, sintiendo la hierba suave bajo mis pies hasta que toca la tierra.
En ese momento, ya no esto