76.
AURORA
Me la había pasado todo el día tratando de conseguir algún trabajo, el que fuera, y todo lo que recibía eran rechazos y palabras de desprecio.
"No eres apta para nada."
"No sirves."
"¿Qué puede hacer una inútil humana?"
Estaba cansada, hambrienta, agotada de humillarme y rogar por la más mínima migaja que me quisieran dar.
Cada vez más odiaba un poco más este mundo. Se supone que son manadas, se ayudan entre todos; en cambio, tiran al más débil a un lado como si fuera basura con la que no quieren lidiar.
Suspiré pesadamente, caminando sin rumbo, observando cómo ya todos comienzan a guardarse en sus hogares a medida que la noche avanza.
Yo no tenía a dónde ir, dónde dormir, pero sí un plan, uno que me traería problemas, algo que no iba conmigo para nada, pero estaba harta.
Esperé a que la luz de la puerta del mensajero se apagara; pronto lo vi salir hacia el lado contrario de la calle, y eso fue lo que necesité para avanzar hacia allá.
Abrí la puerta con cuidado; no le