57.
KAYNE
Entré en la oficina de mi padre sin tocar; no me importaba su "privacidad", una que claramente no tenía mientras se follaba a su compañera sobre el escritorio.
Me detuve en medio de la habitación, escuchando sus gruñidos y gemidos demasiado altos, sintiéndome asqueado por la escena.
—Pueden continuar con eso después —dije de forma calmada, viendo cómo la mujer grita, saltando del escritorio y tratando de cubrirse, mientras mi padre se sube los pantalones con torpeza, aún con su miembro firme.
—¿Acaso no te enseñé a tocar la puerta? —grita furioso, mostrándome los colmillos y acomodándose el cabello desordenado.
—Por supuesto que lo hiciste, pero lo olvidé el día que olvidaste que mi madre era tu compañera y te acostabas con esa zorra que ahora tienes a un lado.
Ella bajó la cabeza con vergüenza, tratando de ocultar la rabia, la humillación y el disgusto que mis palabras le hacían sentir.
—EN MI CASA RESPETAS A MI PAREJA, TÚ NO ERES NADIE…
—Soy el Rey y bien puedo hacer lo que qu