25.
KAYNE
Ellos miraban todo en completo silencio, el fuego extenderse, la manada llorando, un ex beta apenas con vida sobre el suelo y a su lado, una compañera perdida entre el dolor y el arrepentimiento.
Todo iba a quedar en cenizas, así como posiblemente esta manada; eso depende de lo que vea, de lo que escuche, de cuánto ellos supliquen.
Entré a la casa de la manada sin decir una palabra, como si fuera el maldito dueño del lugar, y ya que soy el Rey, podría decirse que incluso la tierra que piso es mía.
Las doncellas temblaban en un rincón sin moverse, con la cabeza baja en total sumisión, esperando alguna orden, ya sea de mí o de los líderes mediocres que se aproximan.
—Rey Alfa— la melodiosa voz de la Luna llegó a mí como si me estuvieran estrujando lija en los oídos. Alioth incluso gruñó, sacudiendo la cabeza de fastidio.
La vi de frente, repasando con la mirada el pequeño vestido que deja ver más de lo que debería. De un tono rojo como sus labios y su cabello, sus pecho