—O he llegado en el momento perfecto —continúa, con su mirada penetrante fija en el drama que se desarrolla y una sonrisa tirando de la comisura de sus labios.
Cole se da la vuelta, con el rostro contorsionado de rabia al ver al Alfa Nash. Su postura es relajada pero irradia poder. —No es asunto tuyo —gruñe Cole, con la voz cargada de veneno y los puños apretados—. ¡Lárgate!
La risa de Mila resuena en mi mente, un sonido de regocijo que me pone los pelos de punta. «Oh, esto va a estar bueno», ronronea, su presencia es una fuerza palpable dentro de mí. La alegría de Sophia se mezcla con la de Mila; sus ojos brillan con picardía y anticipación.
El Alfa Nash, imperturbable ante la hostilidad de Cole, avanza con paso seguro, con su chaqueta de cuero negro extendiéndose sobre sus anchos hombros. «Soy el Alfa Nash de la Manada Espina de Hierro», se presenta, con su voz grave captando la atención de todos.
Al oír su título, la actitud de Cole cambia; su ira da paso a una disculpa apresurada,