¡Ivy!
El nombre resonó en la cabeza de Daniella, sintiendo un nudo en el pecho mientras fulminaba con la mirada a la elegante mujer que la esperaba en la entrada.
¿Qué demonios hace ella aquí?
Liam, al ver a la mujer en la entrada, vio en su rostro una expresión de indiferencia, emanando una frialdad glacial.
De repente, se acercó a ella y le agarró una mano. Con fuerza, la apretó con fuerza y la arrastró a grandes zancadas.
Sus ojos dorados, normalmente tiernos, ardían con furia.
—¿Qué te pasa, Ivy? ¿Qué demonios haces aquí? —gritó Liam, soltándola bruscamente, provocando que casi cayera al suelo, pero a él pareció no importarle.
Un dolor punzante atravesó el pecho de Ivy mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Pensó que era la primera vez que Liam le gritaba y actuaba de forma tan irresponsable.
Sin embargo, era lógico que se comportara así.
—Por favor, Liam. Necesito que me escuches solo esta vez —imploró Ivy con la voz entrecortada, acercándose a Liam.
—No quiero escuch