¡Maldita sea!
Liam maldijo para sus adentros sin apartar la mirada del rostro alterado de Daniella.
Sin que nadie se lo dijera, supo que su hija lo había visto bajar del coche de una mujer.
"No es lo que estás pensando, Ella", necesitaba hacérselo entender.
"No venían taxis y se me acababa el tiempo, y entonces ella vino en mi ayuda cuando estaba a punto de perder la cabeza", aclaró Liam, dando unos pasos para acortar la distancia entre ellos.
Daniella bajó la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta y las lágrimas nublando sus ojos.
"Tienes que creerme, Ella", suplicó Liam, extendiendo la mano para abrazarla.
Entonces, Daniella levantó la cabeza para encontrarse con los preocupados ojos ámbar de su padre, con el rostro empapado en lágrimas mientras más lágrimas seguían rodando por sus ojos.
"¿Por eso tuviste que sonreírle?", preguntó con voz temblorosa, sin apartar la mirada del rostro de Liam.
"Ella", Liam se puso muy nervioso al acercarse más a ella y luego extendió las manos y le