Punto de vista de Adrián
Tres meses después, en la Mansión Monteverde.
—Firme aquí. —El representante del banco empujó los papeles de quiebra frente a Victoria.
La que una vez fuera una mansión gloriosa, ahora estaba vacía, con avisos de embargo pegados por todos lados.
—Es imposible… —Victoria temblaba mientras leía los documentos. —Esta es nuestra casa ancestral… ha pasado de generación en generación durante trescientos años…
—Lo siento, señora. —Respondió el agente con frialdad. —Las deudas deben pagarse.
Adrián se encontraba en una esquina, como si le hubieran arrancado el alma.
Durante tres meses, había observado cómo el imperio de su manada se desmoronaba pedazo a pedazo.
Las acciones a valor cero, las fábricas embargadas, todos los empleados despedidos.
Los nobles que antes los adulaban, ahora los evitaban como si fueran una plaga.
—¡Todo esto es tu culpa! —Victoria estalló de pronto, abalanzándose sobre Adrián. —¡Por tu culpa, idiota! —Lo señaló con el dedo tembloroso. —¡Te adv