Se acercó lentamente hacia ella, la sonrisa se profundizó al ver su expresión desesperada.
—Matilda, estás muy atrevida, cómo te atreves a drogar a Leonardo y a mentirme. No puedo satisfacerte, ¿así que quieres a otro hombre?
Su voz fría y aterradora sonó sobre su cabeza y Matilda sintió miedo.
De pronto, abrazó la pierna de Tadeo y se arrodilló frente a él pidiéndole perdón.
—Tadeo… Sé que hice mal, perdóname... Te prometo que me alejaré de ti y no volveré a ver a Blanca, tú... ¡Ah!
Antes de que pudiera terminar, recibió una fuerte patada de Tadeo, la cara de Matilda palideció al instante, gritó y se acurrucó tapando el vientre, y sudaba sin cesar.
Tadeo se puso en cuclillas frente a ella y la miró sombríamente, —Si no lo dijiste, casi lo olvidé. No sólo drogaste a Leonardo, sino que utilizaste a Blanca para llevarle el postre. ¡Sabes que Blanca también comió el postre y ayer casi fue a urgencias!
Matilda se sobresaltó y sacudió la cabeza aguantando el dolor, —No... No sabía, no querí