Ricardo se sintió culpable, se acercó a la cama y se sentó, acarició suavemente la espalda de Beata, —Vas a quedar embarazada, que descanses bien, no pienses demasiado.
En este momento, recibió una bofetada de Beata.
La bofetada le costó todas sus fuerzas, después de abofetear a Ricardo, su cuerpo cayó con fuerza sobre la cama, su cara se torció.
—¡Ricardo! ¡Te odio! Sabes muy bien que odio a Linda, y que mi bebé no habría abortado si hubieras estado con otra mujer. Ustedes dos lo mataron al bebé. ¡Son asesinos!
Ricardo no esperaba que ella le golpeara, y cuando reaccionó ya era demasiado tarde para esquivar y recibió la bofetada.
Sentía dolor en la cara, y el poco sentimiento de culpa desapareció al recibir la bofetada.
—Beata, como acabas de tener un aborto, hablo contigo con mucho cuidado, pero te atreviste a pegarme. Escucha, sí estoy con Linda. No puedes darme un hijo, ¿pero no puedo buscar a otra mujer? Linda es más joven que tú y su hijo será mejor. Si no te hubieras empeñado en