Llegó abajo y vio el coche de Leonardo aparcado en la acera.
Se dirigió rápidamente hacia él, abrió la puerta y se sentó, diciendo apresuradamente: —¿Cómo va todo? ¿Tienes resultados de lo que te pedí esta mañana?
Leonardo mostraba inquietud, dijo en voz baja: —No, el rastro apareció cuando encontré a la persona que publicó la noticia, está muy bien escondida, pero creo que es alguien cercano a ti.
—Bueno, yo también lo creo, pero de momento no tengo ningún sospechoso.
—Desde la comisaría llegó la noticia de que hoy el abogado de Lara la había puesto en libertad bajo fianza.
A Natalie no le sorprendió, Lara sólo había plagiado, no había hecho nada más atroz, lo máximo que le podían dar eran unos días de arresto y multa.
—Bueno, lo sé, pero debería sentirse avergonzada de estar en Imperialia.
Leonardo dijo fríamente: —No dejaré que vuelva a aparecer delante de ti.
—Bueno, pero alguien siempre aparece ante mí últimamente.
—¿Quién?
Natalie enarcó una ceja, —La hija de Grupo Mil, Olivia, q