Aura se arrodilló como si estuviera en una bodega de hielo, no esperaba que sus esfuerzos de años se redujeran a cenizas sólo porque el Grupo Silva había cancelado unos contratos.
Tras salir de la mansión de la familia Licon, Aura fue al hospital a buscar a Ricardo.
Al verla, Ricardo tenía miedo en los ojos.
—Aura, lo siento... Te he metido en un lío...
Aura se impacientó y dijo con voz fría: —Es inútil que hables de esto ahora. Llama a Natalie y discúlpate con ella.
El rostro de Ricardo se puso serio de repente y apretó los dientes: —¿Me disculpo con ella? ¿Hay padre que se disculpe con su hija?
—Ahora es la hija de la familia Silva y ya no tiene nada que ver contigo. Si no quieres ir, dame su número de teléfono y yo iré.
—¿De verdad no hay otra manera?
Aura estaba muy molesta con su hermano, que hasta ahora no entendía la situación, —Hermano, Fabián me dio tres días y me dijo que si no lograba que el señor Silva revocara la decisión de anular el contrato, ¡renunciaría a la presidenci