Matilda se mordió el labio inferior, con la tristeza de ser incomprendida en su cara.

—Leo, ¿para ti soy este tipo de personas?

Leonardo se mofó, —Entonces dime, ¿por qué vas a decirme la localización de Tadeo y me pides que lo deje ir, no crees que tus palabras son contradictorias?

Los ojos de Matilda se fueron enrojeciendo, miró a Leonardo lentamente dijo: —Leo, te voy a contar la localización de Tadeo porque no quiero que te haga daño, quiero que viva, porque cuando estaba escondido en la familia López, podía ver que realmente quería que naciera ese niño, y quería mucho al niño.

—Es que tu bebé es el único hijo que tiene en su vida, y claro que lo valora.

Las frías palabras de Leonardo fueron como una bofetada en la cara de Matilda, que se estremeció.

—No... No, él quiere de verdad a este niño.

Leonardo se aburrió y dijo fríamente: —Piensa lo que quieras, pero no creo cada palabra que digas.

Tras decir esto, Leonardo se dio la vuelta y se disponía a marcharse.

Justo cuando llegaba a