Sin embargo, Leonardo no le agradaba a Natalie, ¿verdad?
Entonces, ¡¿por qué...?!
Viendo a Matilda tan afectada, Beata se angustió mucho y se apresuró a ayudarla a mantenerse en pie.
—Matilda, no te preocupes. Leonardo sólo está tratando de evitar que todos se burlen de nosotros al decir eso.
Aquellas palabras parecían algo que dejó sobrevivir a Matilda, que asintió repetidamente y respondió: —Sí, eso debe ser... Leo no puede estar enamorado de Natalie... ¡Él me quiere a mí!
Por su parte, Santiago y Candela intercambiaron miradas y vieron el asombro en los ojos del otro.
Siempre habían pensado que Leonardo y Natalie no se llevaban bien, y ahora con la vuelta de Matilda, estaban más convencidos de que los dos iban a divorciarse, por lo que se sentían lo suficientemente seguros como para menospreciar a Natalie. Pero si Leonardo tenía sentimientos por ella, tendrían que reconsiderar la situación.
Santiago se recuperó rápidamente y se dirigió a Leonardo apresuradamente, diciendo: —Señor Ra