El beso fue suave, como una brisa primaveral en una rama, y el cuerpo de Natalie se estremeció ligeramente.
Leonardo la rodeó con sus brazos, como si intentara incorporarla a su cuerpo.
Natalie respondió a su beso, la punta de su lengua se introdujo suavemente en su boca y se entrelazó con él.
En este momento, como si el tiempo no pasara, los únicos sonidos que quedaban en el dormitorio eran sus respiraciones y los latidos de sus corazones.
El beso duró mucho tiempo hasta que ambos se sintieron un poco sin aliento antes de separarse.
Leonardo miró las mejillas sonrojadas y los ojos empañados de Natalie con cariño en la mirada.
Al otro lado, en el despacho del director general del edificio del Grupo Reyes.
Chloe estaba leyendo documentos y de repente alguien llamó a la puerta.
Su secretario, Dante empujó la puerta y se dirigió rápidamente al escritorio de Chloe.
—Señorita Reyes, tengo información.
Chloe dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró a Dante, indicándole que continuara.
—En