Michela cogió un vestido halter de seda verde bordado y se lo entregó a Natalie, —El último, puedes dejar de probarte más después de este.
Natalie se puso el vestido y cuando salió, a Michela se le iluminaron los ojos y enseguida dijo: —¡Ponte este vestido el día que asistas a la fiesta de la familia Santos!
La espalda del vestido quedaba demasiado al descubierto y a Natalie no le gustaba.
—Este vestido revela demasiado, ¿no?
—¿Dónde? A tu edad, tienes que vestirte con estilo. Cuando era joven, me gustaban los vestidos mucho más abiertos que este. ¡Póntelo!
Después de ir de compras, Natalie llevó a Michela a la familia Silva y volvió a su casa.
Tina se sorprendió al ver que ella volvió con mucha ropa.
—Natalie, ¿por qué compraste tanta ropa de repente?
En su opinión, a Natalie no le gustaba ir de compras ni comprar ropa, y no le gustaban las prendas bonitas, sino las cómodas.
—Mi mamá las compró, por cierto, ¿vas a ir a la fiesta de la familia Santos dentro de unos días?
—¿Te refieres