Bajando la ventanilla del coche, a través de la ventana del salón pudo ver claramente que Omar y Fausto estaban sentados en el sofá riendo y charlando.
Emiliano se acordó de cómo Omar había dicho en el grupo que estaba ocupado tomando un vuelo y de que no sólo le había creído, sino que además se había peleado con Leonardo por ello, y se sintió ridículo.
Empujó la puerta y salió del coche, sopló un viento frío que le hizo estremecerse, sin embargo no era tan frío como su corazón.
Caminó rápidamente hasta la puerta del chalet y llamó al timbre, pronto Omar abrió la puerta.
La sonrisa de su cara se congeló por un momento al ver que era Emiliano el que estaba en la puerta.
-Emiliano, ¿qué haces aquí? ¿No estás con...?
Antes de que pudiera terminar la frase, Emiliano le propinó un puñetazo.
Omar retrocedió unos pasos para ponerse en pie y dijo enfadado, tapándose la cara hinchada y dolorida: -Emiliano, ¿estás loco?
-¿Estoy loco yo o estás loco tú? ¡Leo tiene un problema tan grande, tú y Fau