—¡Jefe!
Noé fue tras él para impedirle, sin embargo, Álvaro le miró fríamente y paró, sólo pudo ver con rabia como salía de la familia Aguilar.
En la entrada de la familia Aguilar, Nora se desmayó debido al mucho tiempo que había estado de pie y a que aún no se había recuperado.
En trance, sintió que alguien la había recogido.
Un aroma familiar a sándalo la tranquilizó y poco a poco fue perdiendo el conocimiento.
Al despertarse de nuevo, Nora se sentó de golpe y se dio cuenta de que estaba en un dormitorio desconocido, se quedó inmóvil unos segundos y levantó la manta para levantarse.
Al ver que llevaba un pijama, se sonrojó.
De repente, la puerta de la habitación se abrió y Álvaro entró con una mirada gélida y una sopa en la mano.
—¿Estás despierta?
Nora frunció los labios, —Sí, ¿me desmayé anoche? Gracias.
Álvaro le entregó la sopa y dijo con tono frío, —Tómate la sopa y vete.
Tras dudar un rato, Nora dijo con cautela: —Álvaro, ¿de verdad no puedes dejar el Grupo Silva en paz?
Álvaro