Ante una decisión de Leonardo, Natalie sabía que su protesta sería inútil. Asintió simplemente y preguntó: —Está bien, ¿dónde se hospedará el señor Fermín y yo esta noche?
—Carlos le asignará una habitación a él, y tú te quedarás conmigo— respondió Leonardo.
—De acuerdo, entonces me retiro por ahora— dijo Natalie antes de salir.
Una vez que Natalie se fue, Leonardo llamó por teléfono y ordenó: —Investiguen la ruta por la que llegaron Natalie y Fermín. ¡Tienen que averiguar dónde han estado estos días!
Leonardo solo creía a medias las palabras de Natalie.
No podía aceptar que ella y Fermín hubieran eludido a sus vigilantes sin una razón específica. Estaba convencido de que Natalie escondía algo más.
Por la tarde, después de cenar, Natalie pensó en salir a caminar, pero Leonardo de repente sugirió que Fermín le hiciera un tratamiento.
Sabiendo que aún desconfiaba, Natalie no se opuso y llamó a Fermín.
Pronto, Fermín llegó con su maletín de medicinas.
—Señor Ramos, este primer tratamiento