Viendo su ansiedad, Paz asintió y dijo: —Vale, el trabajo es más importante, vete.
—Bien, siento mucho lo de hoy, la próxima vez te invito yo, tú eliges el sitio.
—Bien.
Una hora después, Natalie y el señor Canel habían acordado colaborar y salieron juntos del cuarto privado.
Después de acompañar al señor Canel al coche y que se había ido, Natalie dio la vuelta para volver a la empresa.
Justo cuando llegó al coche, una gélida voz femenina sonó detrás de ella.
—Natalie, realmente te subestimé, no esperaba que te atrevieras a arrebatarle los clientes al Grupo Mil.
Natalie giró la cabeza y vio que Olivia estaba de pie no muy lejos.
—Señorita Mil, si no me equivoco, parece que el señor Canel no firmó ningún contrato de venta al Grupo Mil, y tiene derecho a elegir con quién colabora.
—Señorita Mil, con el problema de perder demasiados clientes, creo que debes reflexionar sobre si hay algo mal en tu empresa en lugar de culpar a los demás.
Olivia se mofó, —Eres muy elocuente, pero no creas qu