Las expresiones faciales de Natalie y Fermín cambiaron, acababan de llegar a la ciudad SY ¿y les estaban vigilando?
Los dos se miraron y vieron alarma en sus ojos.
—Fermín, ¿y ahora qué hacemos?
No podían exponerse porque iban a tener muchos problemas.
Fermín sacó el móvil y marcó un número: —¡Averigua quién es el dueño del coche que nos sigue desde que salimos del aeropuerto!
Apenas colgó el teléfono, el conductor habló con expresión seria: —¡Nos siguen dos grupos de personas!
Fermín y Natalie se pusieron nerviosos, parecía que estaban descubiertos.
Tras unos segundos de silencio, Fermín dijo al conductor: —No volvemos ahora, mándanos a cualquier hotel de la ciudad SY y espera a que averigüemos quién nos sigue.
—Bien.
Tras dejarlos en el hotel, el conductor se marchó.
Fermín y Natalie reservaron una habitación y, en cuanto entraron, empezaron a comprobar si había cámaras ocultas, grabadoras y cosas así.
En menos de cinco minutos, había siete u ocho cámaras y grabadoras apiladas sobre