Natalie paró y le dijo a Nora con impotencia: —No te preocupes por mí, estoy bien.
Puede que antes tuviera fantasías con Leonardo, pero al ver que había estado impaciente por sacar a Olivia, no sentía nada por él.
Un hombre así no merecía su amor.
Nora se sentía aliviada al ver que Natalie no mentía y se apresuró a decir: —Así es... ¡Es un cabrón! ¡Te presentaré a los mejores!
—Entonces te espero.
—¡Bueno, no te preocupes! ¡Te elegiré en cuanto me cure!
En la puerta de la comisaría, la gélida mirada de Leonardo se dirigía a la espalda de Natalie, con tristeza.
Carlos le recordó: —Señor Ramos, vamos a entrar.
Leonardo retiró la mirada y entró en la comisaría.
El policía creía que iba a salvarla y se abalanzó, —Señor Ramos, la señorita Mil se ha visto envuelta en un delito, espero que no nos lo ponga difícil.
Leonardo dijo con indiferencia, —Sólo he venido a pedirle que lleve este caso con imparcialidad, aceptaré cualquier resultado.
El policía se sorprendió, pensaba que Leonardo había v