Natalie miró hacia atrás y sus ojos se entrecerraron al ver a Matilda de pie no muy lejos detrás de ella con Blanca.
Sin embargo, no quería contestar a Matilda y se dio la vuelta después de saludar a Blanca.
Matilda se mordió el labio inferior, le persiguió con Blanca y le dijo: —Hermana, ¿has oído lo de papá y Linda últimamente?
Natalie la miró con impaciencia y le dijo fríamente: —No me llames hermana, me da asco oírlo.
Como recuperó la memoria, en cuanto vio a Matilda, se acordó de las cosas repugnantes que le había hecho en Monteflor.
Si no fuera por ella, ella y Leonardo no habrían pasado por tantas cosas, y ahora podría seguir llamando a ella hermana como si no hubiera pasado nada, su cara era realmente tan gruesa como un muro.
Matilda se sonrojó y dijo en voz baja: —Sé que no merezco ser tu hermana. Siento las cosas del pasado, pero esta vez si no persuades a papá, él y mamá se divorciarán.
Natalie respiró hondo, había decidido no dejar que esas cosas afectaran más a su estado d