Ben logró ver a Amelia, no pudo dejar de sentirse devastado. Su ex suegra siempre fue amable, respetuosa y afectuosa con él y con sus hijos.
—No puedo creer que Amelia esté... —hace una pausa.
—Calla, Ben. No lo menciones. No sé qué voy a hacer si mi madre muere. —Erika se rompe en llanto.
—Tienes que tranquilizarte —El pelirrubio la cubre con sus brazos y trata de consolarla.
—¿Cómo se lo diré a mis hijos?
—Erika, no pienses en eso ahora, sólo ve a verla. Le hará bien saber que estás a su lado.
—No quiero Ben, no soporto verla así —se refugia en el pecho de su ex marido.
Erika no desaprovecha ese momento para conmover a su ex e intentar a toda costa una reconciliación. Justo en ese momento, el móvil de Ben, comienza a vibrar, él lo saca de su bolsillo, ve que se trata de Sara, aunque quiere contestar, la mirada esculcadora de Erika lo detiene.
—¿Quién es? —le pregunta— ¿No vas a contestar?
—No, le hablaré luego, es Davis. —le miente ante aquella incómoda situación.—