Selene no podía creer la situación en la que se encontraba, todo era un completo caos en su cabeza, desde el hecho de que su abuelo ahora indicara interés en ella, hasta la historia sobre la muerte de su familia de parte materna.
Nada parecía real o incluso coherente en su cabeza.
Ella sabía que su padre era ambicioso y hasta un hombre con poca moral, pero ¿un asesino? ¿Acabar con la vida de su propia esposa y la de su familia? No, para Selene eso era imposible.
No había una explicación lógica para ello, era por esa razón que esta había decidido solo indicar que se marcharía de allí, pero la anciana Perseus, lejos de permitirlo, le dio una habitación en la mansión.
―¿Cómo es que terminé de esta manera? —Selene dijo aquello en medio de un suspiro, mientras se encontraba completamente recostada en la enorme cama de la habitación entregada por la anciana.
Su vida era un caos y ella no sabía siquiera cómo podría sobrellevar todo lo que ocurría.
Tenía tanto que digerir, tanto que procesar,