Capítulo 25.

—Ya decía yo que todo estaba demasiado bien. —se alejó cuando esa electrizante sensación la recorrió al ver al Mayor. Eso no la detendría. Hacerlo rabiar era tan increíble que no se negaría ese gusto.

—Eso no lo piensas cuando me buscas por todos lados. —dio otro paso y ella solo colocó ambas manos en la cintura. —Muy bonita medalla, pero te hice falta.

—¿Cuanta prepotencia, Hércules? —le sonrió. —Pero ¿no acordamos que no vendrías? —hizo un puchero. —Mi ilusión se fue al diablo. La estaba pasando tan bien sin verte. Conseguí un harem increíble.

Los ojos de Kael la recorrieron de pies a cabeza sin importarle sus palabras. Esa joya en su abdomen le agrietaba los límites. Rasgaban esas ganas por tocarla. Lo llevaba a tener pensamientos nada amables con ese pequeño cuerpo que seguramente no podría resistirlo. Pero se sentía tan extremo que tuvo que apretar sus puños para no hacerlo.

—Tenía 80 razones para no venir. —avanzó hacia ella. El aroma que desprendía lo puso peor. —Y solo dos
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