Aún cuando planeas hasta el último detalle de todo, aún cuando lo repasas cientos de veces, los errores ocurren.
Alguien podría morir hoy a causa de un error. Alguien podría salir herido.
Miré a Margaret, vestida con un suéter con capucha negra que a mí ya no me quedaba, pero que por alguna razón; nunca pude tirar la basura. Le quedaba bien; algo grande, pero bien.
Apreté los labios en una fina línea, antes de acercarme un poco más a ella. Con cuidado de no despertarla, subí la tela solo hasta dejar expuesto su vientre, aún mirándolo fijamente se me hacía difícil de creer que en realidad lo que había ahí; estaba en proceso de volverse una persona muy pronto.
Persona que si algo salía mal hoy, nunca podría conocer.
Con mi mano casi temblando, de algo entre emoción y miedo, toqué su vientre y recorrí con mis dedos la piel suave y expuesta de Margaret, presioné un poco sin querer despertarla. Si algo salía mal hoy, puede que nunca sentiría a mi propia hija moverse.
Cuándo sentí una resp