Un giro inesperado (1era. Parte)
Tres días después
New York
Victoria
Desde el inicio sentía que había cosas que no estaban del todo claras. Aun así, me negaba a ver lo evidente. Quizás era comodidad, quizás hambre de poder, quizá resentimiento… o simplemente esa sensación intoxicante de que, por fin, respiraba sin Edward a mi lado. Pero, pieza por pieza, todo comenzaba a encajar.
Esa negociación repentina para adquirir las deudas de Henry. Luego la explosión del yate en Mónaco. La llamada anónima. Y finalmente la investigación de Nicholas. Todo me llevaba a una única respuesta: estos dos sinvergüenzas habían montado una fachada… por un propósito que debía descubrir.
La cara pálida de Henry lo confirmaba. No era una impresión mía. Edward estaba vivo, escondido en algún lugar mientras yo lidiaba con el intruso de Gabriel Moreau. Pero él guardaba silencio, como si aún pudiera ocultar un secreto a voces.
Uno… dos… tres segundos donde su actitud me exasperaba. Henry revisaba sus palos de golf con una parsimonia irritante