26-April —Hola — suelto con un nudo en la garganta, que apenas me deja modular. Mientras me pregunto que demonios estoy haciendo y porque este ser con esos ojos de cristal, luce como si hubiera bebido. —Hola, ¿pasas? Esa seriedad me resulta un poco chocante, digamos que en lo poco que lo conozco nunca lo vi así. La realidad es que ni lo conozco. —Ejem … Quería disculparme por lo de esta mañana. Bueno… por todo, en realidad. Creo que debería disculparme por haberme cruzado en tu camino. La verdad es que… Me porté como una perra m*****a hoy. Y tú, fuiste amable… bastante amable, Ni siquiera sé, ¿por qué?, ¿cómo? Yo… Me interrumpe con su mano, en mi hombro, gracias al cosmos. No sé lo que iba a decir. —April, ya está, no pasa nada, tranquila, ¿perra m*****a?, ¿tanto así? Yo lo vi más bien como una persona confundida, reaccionando como puede. —denominativos propios de Jonas, puf … em… En fin. Igual lo siento, no debí tratarte así, estuve mal, no tenías la culpa de nada. — Ya está,
27-Ethan Su barco era una antigüedad, que me fascinaba, porque adoro la restauración, es uno de mis hobbies. Ella no lo sabía, y me miraba como si me hubieran salido tres cabezas. Pero yo, estaba en un limbo, esta mujer me llevaba al inframundo, tenía hasta un puto barco, para llamar mi atención. A cada instante me preguntaba ¿cómo voy a hacer para que me guste menos? y volver a la m****a de vida en la ciudad.. Lo peor es que deje de analizar, me deje llevar por estos tres y su dinámica. Y aquí estaba con los restos de comida en frente, sentados en unos almohadones viejos en popa de un barco destruido, sobre un picadero, dentro del astillero del puerto de Green Port. Como un estúpido observándola conversar con sus amigos, reírse de los cánticos de Jonás. No puedo negar que es gracioso. No es que yo vaya soltando risas por ahí, pero entre él y Cassius las cosas se van de los márgenes, la han hecho poner rojiza en varias ocasiones, podría decir que casi tantas como a mí.Tienen la bell
28-Abril La noche de cine, había consistido en comer porquerías, Ethan exagero bastante, pero ni un fallo, como si supiera mi maldito gusto, todas para ahogar estómagos en azúcar. Pero ni eso me permitió ver más de quince minutos de película, luego de tomar la medicación, dopa caballos, correspondiente a esa hora de mi vida desde mi despertar a la vida. Me dormí en el hombro de Ethan. Hasta saltar en el lugar como cada vez que mi cuerpo entra en ese modo de relajación y esa m*****a pesadilla vuelve a mí. Salí de la casa, porque correr no podía. Camine un poco frente a la laguna, la noche estaba fría y estrellada, pero mi agitación no me permitía permanecer encerrada. Desde pequeña tenía una pesadilla recurrente. Corría y corría, sentía dolor en mis piernas, pero nunca me sentía lo suficientemente veloz. Y me desesperaba como si algo me persiguiera, temía tanto girar, que seguía corriendo hasta sentir mis piernas doblarse, y el suelo sobre el que debería golpear, desaparece. La sensa
29-Ethan Soy un genio, un poco maldito y algo atrevido. Eso también, puede ser. Pero resulta que al abrir esa carpeta se me antojo que no solo quería conocerla un poco mas, queria saber hasta el nombre de ese perfume extraño que usa.Noté que no hablaba mucho, más que para echarme a volar o soltarme alguna pista de su vida. Su otra yo, como dice, creo que me adora. Y esa Eipy que aun no me acepta, me obliga a usar mis recursos. y me vuelvo un poco demoníaco. Además está el plus de que son tan divertidas sus reacciones, que no puedo detenerme.Soy un genio. Un poco maldito, algo atrevido. Eso también puede ser.Pero al abrir esa carpeta, me invadió un deseo súbito: no solo quería conocerla un poco más, quería saberlo todo, hasta el nombre de ese perfume extraño que usa.Noté que hablaba poco, apenas lo justo: para lanzarme indirectas o dejarme alguna pista fugaz de su vida. Su "otra yo", como dice, creo que me adora.Esa Eipy que aún no me acepta me obliga a usar mis mejores recursos,
30- AprilEl Sheep se detuvo. Me había dejado llevar por la comodidad que ofrecía, tan ajena a mi tensión interna. Mi boca, por su parte, iba a su propio ritmo, hablando sin filtro alguno.Se acercó de forma lenta y peligrosa... o quizá mi mente, traicionera y fantasiosa, quiso que todo ocurriera en cámara lenta. Me esfuerzo por recuperar el aire.Lo tenía frente a mí, a escasos centímetros de la nariz. Ni más lejos, ni más cerca. Exactamente el punto de no retorno.Quise reír, pero consideré el momento demasiado serio. No sabía cuánto tiempo había pasado. Me sentía como si me hubieran inyectado una mezcla salvaje de adrenalina y estupefacientes.—Yo jamás, jamás hago promesas que no puedo cumplir... —puntualizó, casi deletreando cada palabra.Mis párpados descendieron sin permiso, clavándose en sus labios. Mi cuerpo retrocedió apenas, por un impulso de autoconservación desesperado. No existían palabras para definir esa escena en mi mundo. Y, honestamente, ya no parecía estar e
APRILSaltó de la rama, aterrizando con una ligereza que parecía burlarse de las leyes de la física.Se puso frente a mí, sonriente, y por un instante tuve que recordarme a mí misma cuál era el plan.Yo era la que quería mostrarle algo.Yo era quien debía llevar el control.Yo era... la que en este momento apenas podía pensar.—¿Qué querías mostrarme, April? —preguntó, ladeando la cabeza con esa maldita expresión de curiosidad sincera.Tragué saliva.No podía permitir que sus pestañas largas me distrajeran.—Ven, sígueme —ordené, con toda la autoridad que pude reunir en mi tono.—¿Me vas a empujar por un barranco? —bromeó, caminando a mi lado como si nada lo alterara.—No, aunque ganas no me faltan.Es algo mejor.Sus pasos se sincronizaron con los míos.El bosque se abría a nuestro alrededor, filtrando la luz del sol en haces dorados que parecían pintados a mano.Avanzamos en silencio, el aire cargado de esa tensión extraña que parecía seguirnos como una sombra.Finalmente, me detuve
APRILDespués de cenar, salimos otra vez a la galería del puerto. El aire era tibio, y las luciérnagas comenzaban a encenderse como pequeños faroles dispersos.Él apoyó los codos en la baranda de madera y miró hacia el bosque.—¿Sabés? —dijo de repente, sin mirarme—. No pensé que me iba a gustar tanto este lugar.—¿La reserva?—Todo. La reserva, el sheep, los jazmines... vos.Me congelé. Literalmente.No sabía qué decir. No sabía qué hacer con esa frase, con esa confesión simple y brutal.Me limité a quedarme a su lado, apoyada también en la baranda, mirando las luces parpadear entre los árboles.A veces, las mejores respuestas son el silencio.El viento trajo el aroma dulce de los jazmines otra vez, como recordándome que no todo era dolor, que también existía la belleza, incluso en los días en que el alma dolía.Pav, desde adentro, puso algo de música suave. Viejas canciones de jazz que parecían derretirse en el aire tibio.Y entonces, sin saber bien cómo, me encontré riendo con él, c
“I- April”Hasta de cómo respirar he olvidado, algo en mí, pide que no vuelva, ese profundo y pacífico silencio es tan aterrador como atrayente.Sé que no estoy sola, mi piel puede sentir presencia, pero la ausencia de mi cuerpo es pesada, y me impide responder. Pero olvido quien soy y quizás jamás vuelva a ser, me he perdido en la paz de mis órganos indolentes y no sé si quiero salir. Temo sea como volver a nacer, que aunque no lo recuerdo en ese ser que queda de mí, presiente que va a doler. Pero también sé que hay algo que olvide, allí donde el mundo late. Algo importante, no sé bien que.—Eipy... Eipy... por favor despierta!! —La voz ronca de Jack…—abuelo... —apenas susurré... Intenté abrir los ojos, dolía tanta luz y no podía encontrarlo... pero él me encontró a mí como siempre.— ¡Eipy! Eipy... de verdad... April...! —lloraba y trataba de encontrar mi mirada.Me están encandilando con sus linternas en mis ojos, las luces blancas de este lugar frío, rodeada de gente extraña.«Est