¡¿Solo cinco?!
Hacer de detective y comenzar mis ensayos.
El corazón está por salírseme de la boca pero no me echaré para atrás.
Creo que estoy derritiéndome pero aun así trepo la escalera yendo de primera: sudorosa, casi muerta del miedo pero sin retroceder. Xavi va detrás. Tuan Chi se encargará de vigilar. Si alguien la ve, gritará para hacerse la víctima de algo y alejar cualquier tipo de sospecha que pueda asemejarse a que unos estudiantes se están colando en la sexta habitación del edificio de los pedestales, para colocar unas cámaras y espiarlos en contra de su voluntad. No; porque eso en Italo no ocurre.
— Hay una silla, apóyate en ella para entrar.
Xavi me susurra tan bajo que pareciera que ha mudado de voz. Asiento para darle uso al apoyo de Mi