—Me estoy haciendo viejo, quiero llamar la atención —bromeó Sebastián.

La risa de Manolo se profundizó al otro lado de la línea. —Más bien la estás ayudando a expandir sus contactos, qué considerado de tu parte —su voz se apagó un poco—. Debo agradecerte que quieras guiarla. Si hubiera sabido que era tan romántica e ingenua, jamás te habría mostrado su foto ni intentado presentártela...

—No hablemos del pasado —respondió Sebastián con serenidad—. Si la apoyo es porque quiero compensar una de tus decepciones.

Nadie sabía que Sebastián había sido discípulo de Manolo; debido a su identidad, esto se mantenía en secreto. Todos creían que Luciana era la alumna predilecta de Manolo, cuando en realidad era Sebastián. Ahora, al guiar a Luciana y darle oportunidades para desarrollarse, buscaba cumplir un deseo de su mentor, quien había visto a sus dos mejores estudiantes tomar caminos inesperados: uno que debía mantener su identidad en secreto y la otra cegada por el amor romántico, lo que le ha