María intentó que no les prestaran atención, pero Alejandro no tenía intención de dejarlo pasar. Observó a Lucas, y luego volvió a fijar la mirada en Luciana, de espaldas.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes culpable o te da vergüenza dar la cara? —dijo con tono cortante.
—Alejandro... —María no entendía qué estaba haciendo él.
Luciana no se había acercado ni dicho nada. ¿No debería simplemente ignorarla?
¿Por qué Lucas tenía que hablarle?
Se mordió los labios, con lágrimas a punto de salirle de los ojos. ¿Por qué él tenía que seguir metiéndose con su exmujer? ¿No podía pensar en cómo se sentía ella?
Luciana lo ignoró por completo. Miró a Lucas.
—¿Vas a abrir la puerta?
—Ah, sí. —Lucas miró una última vez a Alejandro y entonces abrió la puerta.
Luciana entró con paso firme.
En ningún momento miró hacia Alejandro. Lo ignoró por completo, como si fuera un extraño.
Lucas cerró la puerta.
—¿Ese hombre era tu exmarido, señorita? —no pudo evitar preguntarle ahora que ya estaban solos. Durante todo el en